Terapias Equinas

Mauricio veía que cada vez más se acercaba a ese animal que a pesar de verse tranquilo, era grande y fuerte. Desde su silla de ruedas, Mauricio lo percibía casi como un dinosaurio de los que sólo había visto en libros. Su corazón empezó a agitarse y le sudaban un poco las manos. Llegó hasta el caballo y este bajó su cabeza para olerlo. Mauricio respondió retirándose lo más que podía, queriendo esquivarlo, pero sin tener mucho éxito ya que la silla no lo dejaba. No estaba preocupado, solo asombrado de tenerlo tan cerca. Después de unos segundos se relajó y alcanzo a sentir la tibia respiración del caballo.

Sus instructores lo ayudaron a subir al caballo, inmediatamente se percató del calor del caballo en sus piernas, puso las manos sobre el lomo y sintío la respiración de este animal, que hacía que sus manos se movieran un poco de arriba hacia abajo. Mauricio se sentía orgulloso de ser capaz de acariciarlo sin temor. El caballo empezó a caminar y Mauricio intentaba mantener el equilibrio. Pronto empezó a tener confianza, a disfrutar de esta experiencia y se dio cuenta que los músculos de sus brazos y piernas se tensaban. La perspectiva de su vida era diferente desde allá arriba.

Los caballos son animales extraordinarios que aparte de ser nobles, son muy sensibles a los sentimientos de otros animales o personas, pueden distinguir entre niños y adultos, diferenciar entre los que puede ser o no un peligro para ellos.

Esta característica de los caballos ayuda mucho a la hora de tratar personas con problemas de conducta, de adaptación social, con enfermedades neurológicas, neuromusculares y desordenes del movimiento ocasionados por accidentes. Aunque el caballo genéticamente esta conciente de las personas que esta ayudando, también se le tiene que enseñar a saber comportarse, para que el aprenda hasta que punto sus movimientos pueden ayudar o hacer daño.

El caballo es especialista en exteriorizar sensaciones, al estar montado sobre él puedes sentir el calor de su cuerpo, oír su respiración, oler su olor, escuchar los diferentes sonidos que hace, sentir sus pasos fuertes, su latir del corazón, sentir su pelo fino y su crin gruesa. Esto se acompaña con lo que la naturaleza nos comunica al momento de estar con el caballo, como el ruido de los pájaros, el aire limpio y la tranquilidad que lo rodea.

Este sinfín de sensaciones son muy sutiles, pero importantes porque estimulan a quien las percibe, en este caso a personas en tratamiento. Les ayuda a activar sus sentidos, a mantenerse alertas y les motiva tener disposición y esforzarse para mejorar.

Montar a caballo es una actividad que involucra encontrar el equilibrio del cuerpo con el del caballo, concentrarnos en todos los músculos de nuestro cuerpo y posicionarlos de cierta manera dependiendo del paso y dirección que lleve el caballo. Ver mejoras en el control del equilibro, es algo que los pacientes sienten notoriamente, esta superación tiene como resultado una concientización de poder superar barreras, esto a la vez aumenta su autoestima y motivación. En los casos de personas con problemas físicos, también tiene un efecto muy positivo en el fortalecimiento de los músculos y en la restauración de la movilidad perdida.

Además de los beneficios que representan pasear a caballo, para las personas en tratamiento, se suman los estímulos sociales como el que los padres, familiares o amigos lleven a la persona que requiera de tratamiento al lugar de las clases. Esta convivencia que se hace antes y después de la terapia da un efecto muy positivo al paciente, brindando interacciones positivas, acercamiento social y conversaciones educativas.

Existen varias terapias con caballos, entre las más conocidas se encuentran la equinoterapia, hipoterapia, monta terapéutica, monta recreativa, estimulación temprana con equinos y la equitación adaptada. Todas comparten algo en común, el caballo y su uso para hacer instigar ciertas conductas que es importante modificar, desde el habla, comportamiento y mejoramiento físico.

Es importante tener en cuenta que los caballos o la equinoterapia por si sola no “hace” por arte de magia que un niño se “alivie”, “mejore” o “se comporte de una manera socialmente aceptable” sólo por montar a caballo. Va de la mano como un refuerzo con las escuelas e instituciones especializadas para atender a los diferentes casos de los jóvenes en tratamiento.

Para Mauricio su perspectiva ante la vida cambió inmediatamente al ver lo que era capaz de hacer, de ahí en adelante solo va aprendiendo y superando metas en compañía de esa relación tan especial del caballo y persona.

Anterior
Anterior

Conmovida por caballos