Conmovida por caballos

Cuando veo mi imagen reflejada en esos grandes ojos negros que me observan profundamente, no puedo evitar sentir que me sumerjo dentro de ellos para encontrar un mundo diferente al mío. Ahí es donde siempre lo encuentro y me doy cuenta que el sentimiento es correspondido, es amor, amor de él hacia mi y de mi hacia él.

¿Quién no recuerda la primera vez que vio a un caballo?  Sentir esa admiración, curiosidad y respeto. Yo no dejo de sorprenderme de su fuerza. Día a día los caballos son sometidos a nuevas expectativas, tratan de llevarlos a hacer cosas más allá de los limites de la física. Si lo piensas, quizá recuerdes alguna vez que viste un caballo hacer algo sorprendente, cuando te enseñaron en un video de Internet, en la tele o en vivo, solo queda una palabra para describir lo que hacen: magia.

Para mi, los caballos son parte fundamental de mi vida. He convivido con ellos desde hace ya algunos años. Como muchas personas, poco a poco me fui acercando y conociéndolos, bañándolos, montándolos y así, eso se fue convirtiendo en la que hoy es mi mayor pasión: domarlos. Mi propósito es crear un vínculo sin violencia con ellos y siempre con mucho respeto.

Los caballos son algo mucho más grande, son maestros. Me han enseñado a ser empática al comprender que su forma de gobierno dentro de su manada y de relacionarse entre ellos, es mucho menos complicada. A ser humilde y aceptar que yo también me equivoco. A valorar lo sencillo, esos momentos felices, donde nada material se interpone.

¿Por qué razón estos animales permiten ser domados, montados y conducidos a hacer cosas sorprendentes bajo las órdenes de un animal más débil que ellos? No se me ocurre otra respuesta que lo hacen para enseñarnos a valorar y a tener una actitud ante la vida similar a la suya.

Esta relación especial que se puede llegar a tener con un caballo, se va construyendo de manera similar a como se construye con los amigos, familia o amores. Esas relaciones siempre son únicas y diferentes. Para poder crear esos lazos es importante saber comunicarse, estar abiertos a aprender a hablar un nuevo idioma. En este caso, aprender a hablar el idioma del equino.

Al crear una amistad, siempre es necesario dar para recibir. Aunque este dicho popular esté muy gastado y de tanto oírlo se aplique poco, en las relación con los caballos no sólo tienes que saber el significado de “dar y recibir” sino saber aplicarlo, ya que en este deporte, para ser exitoso, es de suma importancia implementarlo en cada interacción.

En estas interacciones yo aprendo del caballo y él de mi. Mutuamente nos ponemos metas, a veces como equipo y a veces individualmente. Esto es lo que me hace sentir especial al estar con él, lo que me motiva constantemente a seguir amándolos, comprendiéndolos y aprendiendo de ellos. El saber que se esfuerzan lo mismo o más por mi.

No soy la única que pienso y siento esto por los equinos. Te invito a involucrarte en el mundo ecuestre, a apoyar el deporte sano, a vivir esta experiencia donde el tener éxito no depende nada más de ti, sino de tu relación con un caballo.

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