De mujeres y caballos

Cuando me entrevisté con Clarisa y me propuso que escribiera algo sobre la relación mujer-caballo, me hizo pensar si realmente existía algo extra especial entre la relación que puede tener una mujer con los caballos a diferencia de la que tienen los hombres.  Seguramente si eres mujer, sepas o no del tema, pensarás que sí hay algo especial, así como yo lo pensé; obvio! (risas).

Después de leer algunos artículos e investigar sobre el tema encontré un interesante estudio realizado en 2005 por Henry y Hemery de la Universidad de Rennes, Francia en el que afirman que los caballos se comportan de igual manera ante la interacción humana independientemente del sexo de las personas.  Entonces, al caballo no le importa si somos mujeres o no.  Disculpa! pero yo no puedo evitar sentir una ligera decepción y pienso ¿qué tan diferente es el impacto que tiene un caballo en la vida de una mujer a diferencia de la que tiene en la vida de un hombre?  Lamentablemente, sobre ese tema no encontré otros estudios, pero si había miles de artículos relacionados al tema, así que les compartiré mi opinión en base a lo que leí sobre el tema aunada a mi propia experiencia como mujer que ha convivido con caballos toda la vida.

 Leyendo a un reconocido entrenador comentar sobre este tema, dijo refiriéndose al acercamiento que se tiene con el caballo: “Mientras el hombre tiene que comprobar ser el dominante, la mujer sólo busca ser buena”.

Así que, vamos a ver, por un lado tenemos el primer contacto de la mujer con el caballo; le hace sentir amor y admiración. Muchísimas mujeres, tengamos caballo o no, hemos fantaseado con la imagen de ir guapísimas montadas sin silla sobre un caballo blanco corriendo en una pradera o playa.

Yo desconozco cuál sea la primera fantasía de un hombre, pero por lo que he leído y visto sería algo como: Ir montado en un caballo grande, fuerte y rebelde, que sólo el puede controlar, imaginándose salvando el mundo o a una dama.

Aunque ya desde el siglo XX el papel de la mujer en el mundo del caballo, hablando profesionalmente ha incrementado notablemente. Nos queda muy claro que el primer acercamiento natural de una mujer al caballo no es verlo como un arma, una herramienta para sobrevivir o una imagen de poder, como ha sido visto por los hombres por mucho tiempo, sino más bien como lo ve como un compañero que le brinda cierto tipo de felicidad.

El binomio que se logra al montar un caballo es muy diferente a las relaciones que se desarrollan con una mascota con quienes solemos imponernos y terminan adaptándose a nuestro lenguaje. En el caso de los caballos, los binomios exitosos son los que se fusionan y tanto el caballo como el jinete se ajustan para encontrarse en un punto intermedio con su lenguaje y el nuestro. 

En un estudio presentado en Washington por Janet Kiser, el hallazgo central fue demostrar que el papel del caballo es proporcionar una base segura y el equilibrio necesario a su propietario femenino para que ella se enfrente no sólo a los desafíos especiales de la vida, sino también a avanzar con confianza, valor y competencia en situaciones de la vida cotidiana. Las mujeres de este estudio, parecían tener en común una experiencia personal con al menos un caballo que, como sus dueñas, tenía una presencia que provocaba  un poderoso efecto estabilizador en su vida.

El caballo ha tenido muchos propósitos. Ha evolucionado de ser una fuente de alimento, herramienta de cultivo y de guerra, artista de entretenimiento, rol deportivo y ahora como herramienta para dar terapias. Sea como sea, creo que es imposible evitar al convivir con los caballos, que no se vuelvan nuestro camino de descubrimiento personal. 

Para finalizar hablo desde mi percepción personal. Para mi,  estar con un caballo o montarlo, es como tocar base en un lugar seguro, me da paz, me permite poner en pausa todo lo demás, todo aquello que la mayoría de las veces esta de más y al mismo tiempo me da esa chispa, adrenalina y energía que es primordial para existir.

Me despido con mi frase preferida… “Si quieres poner algo emocionante entre tus piernas, monta un caballo”.

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